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Jul 19

«Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.

Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.»

Jul 19

No creo que haya cosa más difícil que ser un buen padre,
en cambio, no es difícil ser un padre bueno.
Un corazón blando basta para ser un padre bueno;
en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara
son todavía poco para ser un buen padre.

El padre bueno quiere sin pensar;
el buen padre piensa para querer.
El buen padre dice si cuando es sí y no cuando es no;
el padre bueno sólo sabe decir que sí.
El padre bueno hace del niño un pequeño dios;
que acaba en un pequeño demonio.
El buen padre no hace ídolos;
vive la presencia del único Dios.

El padre bueno encoge la imaginación de su hijo
con juguetes de bazar;
el buen padre echa a volar la fantasía de su hijo
dejándolo crear un aeroplano con dos maderas viejas.
El padre bueno amanteca la voluntad de su hijo
ahorrándole esfuerzos y responsabilidades;
el buen padre templa el carácter de su hijo
llevándolo por el camino del deber y del trabajo.

Y así el padre bueno llega a la vejez decepcionado
y tardíamente arrepentido.
Mientras el buen padre crece en años respetado,
querido y, a la larga, comprendido.

Jul 19

Dame ¡Oh Dios!
un hijo que sea lo bastante fuerte
para saber cuando es débil
y lo bastante valeroso para enfrentarse
consigo mismo cuando sienta miedo;
un hijo que sea orgulloso e inflexible
en la derrota honrada;
y humilde y magnánimo en la victoria.

Dame:
un hijo que nunca doble la espalda
cuando debe erguir el pecho;
un hijo que sepa conocerte a Tí…
y conocerse a sí mismo,
que es la piedra fundamental de todo conocimiento.

Condúcelo:
te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil,
sino por el camino áspero, aguijoneado
por las dificultades y los retos,
allí déjalo aprender a sostenerse firme
en la tempestad y a sentir compasión por los que fallan.

Dame:
un hijo cuyo corazón sea claro,
cuyos ideales sean altos,
un hijo que se domine a sí mismo
antes de pretender dominar a los demás,
un hijo que aprenda a reir
pero que también sepa llorar,
un hijo que avance hacia el futuro
pero que nunca olvide el pasado.

Y después
que le hayas dado todo esto,
te suplico entregarle suficiente
sentido del buen humor,
de modo que puede ser siempre serio,
pero que no se tome a sí mismo demasiado en serio,
dale humildad para recordar siempre
la sencillez de la verdadera sabiduría,
la mansedumbre de la verdadera fuerza.

Entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar:
¡No he vivido en vano!

Jul 19

Amarás a tu hijo con todo tu corazón, alma y fuerzas,
pero sabiamente con tu cerebro.

Verás en tu hijo una persona
y no un objeto de tu pertenencia.

No le exigirás amor y respeto,
sino que tratarás de ganártelo.

Cada vez que sus actos te hagan perder la paciencia,
traerás a la memoria los tuyos, cuando tenías su edad.

Recuerda que tu ejemplo será más elocuente
que el mejor de los sermones.

Piensa que tu hijo ve en tí un ser superior,
no lo desilusiones.

Serás en el camino de su vida una señal
que le impedirá tomar rumbos equivocados.

Le enseñarás a admirar la belleza,
a practicar el bien y a amar la verdad.

Brindarás atención a sus problemas cuando
él considere que puedes ayudar a solucionarlos.

Le enseñarás con tu palabra y con tu ejemplo
a amar a Dios sobre todas las cosas.

Jul 19

A Dios doy gracias por ser mi padre.
Por tus reproches y consejos.
Por el bien que me enseñaste
y de mi ser siempre cuidaste.

Por ser padre bondadoso,
lleno de paz y sabiduría.
Porque amas la verdad.
Justicia y rectitud en demasía.

Por ser mi padre amado
y enseñarme la caridad.
Sentimientos nobles te cubren.
No conoces la maldad.

Caballero noble y parco,
me enseñaste a luchar.
Aspirando siempre a lo más alto
y a mis sueños no renunciar.

Por aborrecer todo lo malo.
Por tus celestiales valores.
Por guiarme de la mano
en senderos llenos de flores.

Por tus palabras de aliento
en mis momentos más tristes.
Por tus silencios elocuentes
que me calman dulcemente.

Por tu mirada sabia y profunda.
Por tu expresión tan serena.
Por tu paciencia y tesón.
Torbellino de cosas buenas.

Por ser hombre testarudo
aferrado a tu convicción.
Por mantener en alto tus ideales
sin perder la calma o razón.

Por instruirme en la vida
y enseñarme a no mentir.
Por preocuparte por mis problemas
y recompensa no pedir.

Por enseñarme nobles valores:
el amor, rectitud y compasión,
justicia, desinterés, trabajo,
caridad, verdad y el perdón.

Por todos tus desvelos.
Por tu amor paternal.
Hombres como tú hay pocos.
Eres un padre ideal.

Por cumplir con tus deberes.
porque nunca me fallaste.
Porque contigo contar siempre puedo.
Hoy y siempre mi amor te entrego.

Porque siempre estás ahí,
tendiéndome tu cálido abrazo.
Por ser modelo en mi vida.
Por siempre creer en mí.

Por todo esto padre, te aprecio,
y a Dios de nuevo agradezco
por en mi vida tenerte a ti.

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